Como muchos de ustedes, pasé la mayor parte de mis primeros 20 años en instalaciones escolares. Es difícil imaginar mi vida sin la escuela. Especialmente porque con el tiempo, yo mismo me convertí en maestro y pasé más años dentro ambientes escolares. Aunque de vez en cuando doy alguna clase particular, mi último contacto con el mundo escolar fue como profesor de derecho en una prestigiosa universidad aquí en mi ciudad.

Supongo que ser maestro fue más un llamado que una elección. Nunca lo he considerado un trabajo que cueste trabajo. Al contrario: es algo que me produce un placer muy especial. Quizás sea porque “enseñar y aprender” es un acto tan natural del que nadie puede escapar aún cuando se lo proponga. Sin embargo, al ver cómo los problemas de nuestra sociedad están tan estrechamente relacionados con las deficiencias de los sistemas educativos, cabe hacerse la pregunta: ¿Existirán otras maneras de lograr una mejor educación para nuestros hijos y para nosotros como adultos?

Por supuesto que las hay. Tan sólo necesitas ver más allá de lo evidente. (Si te acordaste de los Thundercats, eres un papá joven… como yo)

Cuando conocí a mi esposa, ella me presentó un paradigma educativo alternativo del que yo nunca había oído, popularmente conocido como educación en el hogar, o “homeschooling”. Antes de casarnos, discutimos de muchos temas pero ninguno fue tan intenso como el de la educación para nuestros futuros hijos. Ella creía en formas educativas fuera de lo convencional y quería conocer mi opinión al respecto.

Así que empecé a preguntar y a leer sobre el tema. En cuanto descubrí las nociones básicas de este modelo, me dije: “¡No way, José!… ¡Esto es para locos!” Obviamente, mi esposa insistió en que no me cerrara hasta que estudiara más a fondo el tema. Así que comencé a interesarme y profundizar más en el tema. Tuve oportunidad de conocer a algunas familias que ya educaban a sus hijos fuera del sistema educativo tradicional. Finalmente, me convertí en uno de esos locos que ahora ven y disfrutan el mundo de manera distinta a los demás.

Hoy, tenemos tres pequeños muchachos que nunca han ido a la escuela. Niños que no necesitan ir a la escuela para aprender y que quizás sólo asistan a la universidad si llegara a ser necesario para su plan de vida.

Por supuesto que no ha faltado el familiar, amigo o vecino que piensa que debemos ir a la ferretería por el tornillo que nos falta. Pero yo creo que esos pensamientos surgen porque les hace falta información. Por lo general, sus dudas tienen que ver con aspectos muy importantes, como el desarrollo académico y psicológico de los niños, la socialización, los certificados que otorga el Estado, su futuro en la sociedad, etc. Sin embargo, ahora estoy convencido de que es posible lograr mejores resultados en cada uno de esos aspectos si cuentas con una perspectiva más amplia e integral que simplemente reducir el concepto de educación a “ir a la escuela”.

Mencionaré sólo 3 razones de por qué elegimos educar a nuestros hijos fuera de la escuela:

1. Todos debemos aprender de forma única

Como seres humanos compartimos muchas cosas, pero no lo compartimos todo. Cada individuo es único y tiene metas personales que desea lograr en la vida. La educación escolarizada educa bajo un modelo de estandarización como si se tratara de una fábrica que hace productos de la misma calidad y especie. El objetivo en la escuela tradicional, desde el kínder hasta al menos la preparatoria, es aprender las mismas materias, de la misma forma, a un mismo ritmo y con los mismos recursos. Y aún así, las escuelas fracasan en ello de manera dramática.

En México, no importa a dónde vayas a la escuela, el aprendizaje se reduce a la memorización de datos. La realidad es que aun los niños más aplicados no lograrán recordar más del 5% de lo que “aprendieron” en los salones de clases cuando finalmente terminen sus estudios formales. Yo nunca fui un alumno aplicado, pero me habría gustado mucho saber que algún día todo lo que me obligaron a memorizar –y muchas cosas más– estarían en mi teléfono de bolsillo.

Ahora los expertos en educación comienzan a darse cuenta de que los niños (desde edades muy tempranas) están interesados en aprender cosas diferentes, de formas diferentes y a ritmos diferentes para lograr un aprendizaje pleno. Ahora hablan de aprendizaje por competencias y otras tendencias que simplemente no son posibles dentro de una estructura estandarizada y masiva como lo es la escuela.

2. El aprendizaje significativo depende del que desea aprender (no del maestro, la escuela, los métodos o los recursos existentes)

Observar a los niños nos hace darnos cuenta de que los seres humanos tenemos una profunda curiosidad innata por explorar el mundo que nos rodea. Cada niño está lleno de curiosidad y pasión por aprender – al menos hasta que lo meten a la escuela y lo invitan cordialmente a memorizar datos para simular que se están preparando para un futuro con infinitas posibilidades de éxito.

La realidad es que la curiosidad y el deseo de aprender es una llama tan poderosa que de no apagarse te llevará a niveles que jamás soñaste. Los niños nacen con esta llama pero pocos tienen la suerte de cuidarla y hacerla crecer, pues en la escuela se trata de aprender lo que te dicen que necesitarás y no lo que deseas y necesitas aprender en ese momento.

Personalidades como Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuchjekeikldkldberrgg (o como se escriba), y mexicanos como Guillermo González Camarena, Alfonso Cuarón, Rodrigo y Gabriela (músicos) son ejemplos de personas cuyo aprendizaje y perfeccionamiento obedece al simple deseo genuino de aprender. Ninguno de ellos se detuvo por falta de maestros, escuelas o recursos a su alcance. Ninguna universidad puede lograr en ti o en tus hijos, lo que tú mismo o ellos mismos pueden lograr si existe una pasión genuina y natural por aprender aquello que desean con todo su corazón.

3. Mejores oportunidades de socialización

Una de las primeras objeciones en contra de métodos alternativos que no contemplan a la escuela como el recurso indispensable para aprender es la socialización. “¿Cómo es que los niños van a socializar si no van a la escuela? ¡Vayan por su tornillo… raros!”
La respuesta es simple. Hay más personas que puedes conocer fuera de la escuela que dentro de un salón en donde sólo ves a los mismos compañeritos sentaditos contigo viendo hacia un pizarrón todos los días.

No enviar a tus hijos a una escuela no significa que vas a encerrarlos en tu casa; significa que tus hijos no estarán encerrados con otros 30 pequeños en su respectiva aula. Los niños y los jóvenes que no van a la escuela y cuentan con el apoyo genuino de sus padres, tienen la oportunidad de hacer un mucho mejor uso de su tiempo, de sus talentos y de sus relaciones interpersonales. Pueden recuperar esa llama que se apagó y que los mantienía desmotivados. Pueden desarrollar sus talentos y aprender a ser productivos desde temprana edad, crear relaciones sinérgicas con otros que comparten sus proyectos, estudiar todo tipo de cursos y tener la libertad de aprender y desarrollar lo que en realidad les ayude a cumplir sus verdaderas aspiraciones en la vida.

En otras palabras, pueden aprender acerca del mundo exterior en el mundo exterior y no aprender del mundo exterior desde un pupitre que apunta a un pizarrón.

Con todos estos pensamientos, sólo deseo motivar a las personas a que se atrevan a poner en práctica nuevas soluciones a antiguos problemas. Tener creatividad significar tener la capacidad de ver lo que otros no ven en un misma circunstancia. No tengas miedo de hacer las cosas distintas y parecer un “loco”. Gracias a los “locos” es que la humanidad ha avanzado hasta donde hoy se encuentra. Alguien dijo que los locos crean mundos para que los cuerdos vivamos en ellos.

La educación supraescolar ha sido un camino emocionante para mi familia y para mí. En este blog y en el libro que mi esposa ha escrito, encontrarás un poco más de información sobre lo que estamos aprendiendo para ofrecerles un mejor futuro a nuestros hijos. La responsabilidad de la educación de tus hijos es sólo tuya y debes asumirla como tal. El mundo necesita personas valientes que tomen los problemas en sus manos y comiencen a caminar en contra de esas voces pesimistas que todos escuchamos a nuestro alrededor. Asume tu posición y camina con firmeza.

Mario González es esposo de Priscila, con quien comparte el privilegio de formar a sus hijos bajo una perspectiva supraescolar. Aunque se tituló de abogado, decidió estudiar de manera autodidacta diseño y desarrollo de software. Actualmente diseña aplicaciones para empresas multinacionales en los Estados Unidos. 

Si deseas conocer más sobre
este estilo de vida,
no te pierdas mi libro:
AprendizajeSupraescolar.

19 comentarios sobre “Tres razones por las que mis hijos no van a la escuela ~ por un papá

  1. Me encantó el articulo!!
    Gracias Mario y Priscila por compartir con nosotros su forma de pensar sobre la educación en casa.

    Dios siga bendiciendo su hogar!!
    Saludos!!

    Pamela

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  2. Hola amigos queridos, es un privilegio ver tanta verdad y coincidir… Gracias por compartir y contagiar ese entusiasmo para seguir en esta determinación de formar hijos y padres felices de verdad. Los quiero.
    Sonia

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  3. Maravilloso e inspirador para aquellos Papas que normalmente son los que mas dudan y miedo tienen de revolucionar ante la sociedad. Felicitaciones por todo lo que hacen, gracias por seguir inspirándonos 🙂
    Atte: Los Komusinskis!

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    1. Hola Norma. Es una pregunta que me motiva a escribir otro artículo sobre ello. Por lo pronto, te puedo decir rápido que nosotros no usamos ningún material en específico para guiar el aprendizaje de los niños, sino que utilizamos lo que tenemos a nuestro alcance para aprender lo que necesitamos. Y la verdad que el Internet es un recurso que supera incluso a la biblioteca más completa que jamás haya existido. ¡Saludos!

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