Muchas mamás comienzan a considerar la idea de educar sin escuela por diversas circunstancias que las obligan, como problemas de aprendizaje en sus niños o bullying en la escuela, problemas económicos… o la crisis sanitaria que estamos viviendo ahora.
Educar sin escuela, entonces, se inicia con una actitud de:
«Pues ya qué… no me queda de otra»
«Si mis circunstancias fueran diferentes, yo elegiría algo diferente»
«Jamás haría esto por gusto»
Quiero que sepas que yo elegí hacer esto por gusto
Antes de casarnos, mi esposo y yo decidimos que nuestros hijos nunca irían a la escuela.
A veces nos preguntamos si enviaríamos a los niños a una escuela de muy buena calidad, –si tuviéramos la oportunidad de hacerlo–, y siempre llegamos a la conclusión de que no lo haríamos.
Cada vez estamos más satisfechos con los resultados que hemos obtenido y volveríamos a elegir esta opción.
Hoy quiero platicarte por qué estamos satisfechos con nuestra elección y también te voy a compartir algunos pasos para comenzar a educar sin escuela con intención y no con resignación.
Algunos de los grandes beneficios de educar sin escuela:
- Podemos confeccionar una educación a la medida
Nosotros creemos que cada persona es única y aprende de formas únicas. Al tener esta libertad, nosotros podemos elegir lo que es mejor para cada niño en cada momento.
- Nuestra relación familiar es muy fuerte
Desde que nuestros hijos nacieron hemos gozado de una relación muy cercana. Esta relación, que cada día va en aumento, está basada en atención, conversación, reflexión y trabajo en equipo.
- Nuestros hijos son los autores de su aprendizaje
Debido a que ellos tienen la libertad de aprender lo que van necesitando para sus propios fines, lo que aprenden es significativo. Es decir, no lo aprenden para pasar un examen, sino que el aprendizaje es permanente y tiene una aplicación inmediata, real, tangible.
Por lo tanto, no es necesario motivarlos ni obligarlos porque ellos están llenos de entusiasmo.
Si tú estás considerando optar por esta alternativa, te comparto estos 4 pasos para hacerlo con intención y no con resignación:
1. Aprovecha esta circunstancia difícil para cuestionarte qué quieres tú
Muchas veces se tiene la creencia de que «el homeschooling te permite tener mejores resultados», pero la realidad es que lo que te hace tener buenos resultados no es el homeschooling, sino que tú tengas bien claro lo que quieres y que luego tomes todas las decisiones necesarias para alcanzarlo.
Pregúntate:
¿Qué quiero yo para mis hijos? ¿qué tipo de personas quiero que sean?
¿qué habilidades quiero que desarrollen? ¿quiero que aprendan para pasar exámenes o por placer? ¿quiero que sepan encontrar lo que necesitan? ¿que tengan iniciativa, pensamiento crítico, capacidad de reflexión? ¿quiero que desarrollen sus propios talentos a su ritmo?
Luego que hayas reflexionado en este tipo de preguntas, piensa en qué necesitas hacer tú para que todo eso sea una realidad y qué herramientas puedes usar. Aquí es donde entra la decisión de educar sin ayuda de la escuela o seguir usando el sistema escolarizado.
En el proceso de pensar en todo esto, te recomiendo que tomes mi curso básico:
2. Haz a un lado todo lo académico por un tiempo
La carga de lo académico es muy pesada, no porque sean cosas académicas, sino porque no las elegiste tú. Quienes educamos sin escuela decidimos qué, cuándo y cómo queremos aprender.
Si ya decidiste dejar la escuela atrás, te recomiendo que pases por un tiempo de desescolarización o luna de miel familiar en el que te enfoques de lleno en conocer a tus hijos, fortalezcan su relación, y permitas que tus hijos recuperen su motivación interna.
3. Ve creando una rutina
Este tiempo de desintoxicación te permitirá observar los ritmos y necesidades naturales de tus hijos.
Poco a poco puedes comenzar a darle forma a tu día de acuerdo a sus necesidades de alimento, de juego, de movimiento, de estudio, de limpiar su casa, de descanso, etc.
Para tener una rutina armoniosa es indispensable que te hayas dedicado a fortalecer tu autoridad natural, porque de ese modo tus hijos querrán seguirte y cooperar.
4. Define un plan de aprendizaje
A medida que vayas detectando las necesidades de tus hijos, ve decidiendo qué recursos vas a usar: proyectos, materiales, clases, currículums, cursos.
Y observa que este paso es el último, no el primero. Generalmente es aquí por donde queremos comenzar:
«Quiero educar en casa, ¿qué plan de estudios debo seguir?»
«Estoy considerando hacer homeschooling, ¿qué material me recomiendan?»
Mucho antes de pensar en materiales, currículums y certificaciones, primero debes reflexionar profundamente en qué quieres y debes conocer muy bien a tus hijos. Esa información es la que te va a decir qué recursos necesitas.
No permitas que esta circunstancia difícil te haga sentir resignada
Aprovéchala para hacer un alto y comenzar a actuar con toda intención y responsabilidad.
Hola Priscila, vivo en Colima, México. Tengo una peque de 6 años, va en primero de primaria pero la verdad estamos evaluando la opción de educarla en casa con mi esposo (por cosas que no nos han gustado de su maestra y escuela) sin embargo no tenemos idea de cómo se hace, ambos fuimos escolarizados desde el kinder hasta la universidad, así que desconocemos cómo funciona el educar en casa y claro está tenemos muchas dudas, pero sí estamos muy interesados en optar por ésta opción mejor.
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